El Milán remonta al Sevilla en la final de la Supercopa

Más allá del resultado, el encuentro se convirtió en un emotivo homenaje a Antonio Puerta
El Sevilla se adelantó con un tanto de Renato. Pirlo y Gattuso likderaron la remontada milanista. El Milan conquista su quinto título.

 milanrecogelasupercopa.jpg

Hay momentos difíciles de olvidar. El prólogo del encuentro disputado en el Louis II es uno de ellos. El fútbol es solidario, une como pocos movimientos son capaces de hacer, y en la noche de hoy dejó de un lado una vez más los colores para convertir el estadio monegasco en escenario de un emotivo homenaje a Antonio Puerta. Tras el homenaje, el fútbol tomaba de nuevo protagonismo, y la principal duda era cómo afectaría a los jugadores sevillistas los acontecimientos de días anteriores. El cansancio físico y anímico había sido enorme en los días anteriores, y podía pasar factura.El Sevilla necesitaba un rodaje, que el paso de los minutos les permitiera evadirse de lo que pasa a su alrededor. Eso es algo mágico que tiene el fútbol, entras en el campo y a los cinco minutos sólo piensas en jugar, en ganar. La batalla en el centro del campo resultaría vital para el desenlace del encuentro. Gattuso y Ambrosini, perros de presa dispuesto a morder hasta a su propio amo, tenían la misión de impedir la circulación del balón con la fluidez a la que el Sevilla nos tiene acostumbrados. Pero al equipo español, si algo le sobra, es precisamente garra.

Tras unos minutos de tanteo en los que parecía que el dominio era para el Milan, con tiro al palo incluido de Kaká, la máquina sevillista comenzó a subir de revoluciones, y no era difícil descubrir los puntos débiles de la defensa milanista, o mejor dicho, los menos fuertes. Con Duda y Jesús Navas en un estado de forma descomunal, las bandas debían suministrar una buena cantidad de balones a Kanouté y compañía. Fue cuestión de tiempo que el balón se fuera acercando cada vez con más peligro a la portería de Dida, hasta que en el minuto 14 llegó el primer tanto obra de Renato. Con la fantástica ayuda de Dida (uno de los tres mejores de la pasada Champions para la UEFA), el brasileño remata en el segundo palo un corner botado por Duda. Los diez jugadores de campo del Sevilla se fundieron en un abrazo tratando de tocar el cielo con la punta de sus dedos, tratando de estar lo más cerca posible de Puerta. Sin duda era el mejor homenaje, el que más le hubiera gustado.

Pero el partido, como la vida, seguía. Era muy pronto, y aunque el Milan no había hecho prácticamente nada, tenía a un tal Kaká en el ataque, como para decuidarse. La cosa estaba clara, cuanto menos tocara el balón el brasileño menos peligro correría el marco de Palop. El objetivo se cumplió en los instantes siguientes al gol, y los de Juande tuvieron la oportunidad de sentenciar el encuentro, pero primero Renato, cuyo remate sacó Nesta cuando ya se colaba, y luego Duda, que disparó fuera, no pudieron asestar un golpe que podía haber sido definitivo.

La ocasión hizo despertar a los italianos, que comenzaron a estirarse y a rondar el marco de Palop. La sensación de peligro era constante, es lo que tiene jugar contra un equipo de esta entidad, pero las ocasiones reales creadas por los ‘rossoneri’ no eran ni claras ni abundantes. Hasta el momento sólo infería heridas superficiales, pero el empuje italiano iba en aumento. Justo antes del pitido que indicaba el final de la primera parte, Inzaghi ese afortunado delantero que vive instalado en la torpeza, vio como el colegiado le anulaba el tanto del empate por fuera de juego. Aviso para navegantes.

Siete minutos decisivos

El panorama cambió sustancialmente desde el comienzo de la segunda parte. La tan anunciada brega por dominar el centro del campo comenzó a decantarse del lado italiano, Gattuso, ídolo en el único país en el que puede serlo, y Pirlo, calidad infinita pero mucho menos idolatrada, tomaron el control del encuentro y compensaron así el mal encuentro que estaba completando Kaká, prácticamente desaparecido. Tras varios avisos el Milan encontró a los diez minutos de la reanudación el premio a su empuje. La jugada la comenzó Pirlo, con un exquisito taconazo para que Gattuso, omnipresente, aprovechara las facilidades de la defensa hispalense y pusiera un centro medido a la cabeza de Inzaghi.

Un duro revés para un equipo tocado de antemano. El Sevilla no supo reponerse del tanto recibido y la situación comenzó a escapársele de las manos a un ritmo vertiginoso. En dos minutos el Milan se adelantó en el marcador y pudo sentenciar el encuentro ante un rival noqueado. Siete minutos después del primer tanto, Pirlo volvió a utilizar la varita mágica que tiene por pierna derecha y colocó un pase de maestro para que Jankulovski enganchara una gran volea ante la que no pudo reaccionar Palop. Poco después, el colegiado volvía a señalar fuera de juego cuando Inzaghi encaraba a Palop. En esta ocasión no era. La consecuencia de tanto revés no se hizo esperar. Los jugadores sevillistas comenzaron a perder los nervios por momentos, el Milan sacó a relucir ese arte de para los encuentros que nadie domina como los italianos. Juande dio entrada a Kerzhakov y Maresca buscando soluciones, pero el Sevilla había perdido lo más importante, la imagen de ‘grande’, la capacidad de creerse que podía tutear a todo un Milan, algo que había tenido en la primera mitad.

Aún quedaba tiempo pero las sensaciones no eran buenas. Tenía uno las sensación de que no pasaba nada, y era así. No había ocasiones, apenas se conseguía entrelazar varios pases con sentido en cuanto el balón se acercaba al área de Dida, y el tiempo seguía corriendo.A nueve minutos para el final llegó la primera respuesta sevillista desde la remontada milanista en un cabezazo de Keita. Pareció despertar entonces el Sevilla, viendo que todaviía era posible. Juande dio entrada a Luis Fabiano por Escudé. Toda la carne en el asador, pero la ilusión duró poco. Kaká, que solo había dado problemas al comienzo del encuentro, provocó un penalti que el mismo se encargó de transformar de cabeza tras parar su primer lanzamiento Palop. El colmo de la mala fortuna.

Para el recuerdo quedará también la celebración del brasileño, señalando el nombre de Puerta impreso en su camiseta y aplaudiendo a la afición sevillista. Todo un gesto al que se añadiría luego el de Seedorf al ser sustituido y enseñar de nuevo el nombre del jugador fallecido. Espléndida la actitud del club italiano en todos los sentidos.

El encuetro estaba ya decido, aunque el Sevilla no dejó a achuchar. En dos ocasiones estuvo a punto de marcar, pero todos eran conscientes de que el título se había esfumado. El marcador decía que el campeón era el Milan, pero la sensación es que no había perdedor. El Sevilla y el Milan acababan de ofrecer el mejor homenaje posible a Puerta.

Leave a Reply