El Barcelona empata ante el Racing en un pésimo partido

Después de casi tres meses de cábalas y un exhaustivo debate, el aficionado azulgrana conoció el primer descarte de Rijkaard. El holandés, fiel a su ideario y en una línea continuista, dejó en la caseta al flamante fichaje de la temporada, Thierry Henry. La estampa del francés en el banquillo, junto a otros jugadores de relumbrón como Deco o Márquez, supuso la primera noticia de la tarde en El Sardinero.

Henry

Quizá por eso, sobre el terreno de juego se vio a un Barça que está muy lejos de la versión que pretenden las altas esferas del equipo azulgrana. Lento, previsible y carente de pegada. Tan sólo algunos ramalazos artísticos de Messi salvaron una tediosa primera mitad, en la que el Racing, muy digno, dispuso de diversas ocasiones para adelantarse en el marcador. Ante la ausencia de Puyol y Milito, la presumible pareja titular de centrales, Rijkaard optó por Thuram y Oleguer, que ofrecieron algunas lagunas defensivas que propiciaron los ataques racinguistas.

En el minuto 4′, un desajuste entre los zagueros azulgranas propició una excelente oportunidad para Óscar Serrano, al que tan sólo un rapidísimo Víctor Valdés pudo parar. Poco después, el portero tuvo que volver a intervenir con acierto ante un potente disparo de Duscher, que puso de manifiesto la escasa presión que ejercía el conjunto de Rijkaard. Sin ideas, atrapado en un constante peloteo horizontal en el centro del campo, el Barcelona tampoco pudo recurrir a sus figuras, refugiadas en la retaguardia y en actitud sospechosamente parsimoniosa.

Tras un leve atisbo de levantamiento con una buena triangulación entre Abidal, Ronaldinho y Eto’o, el Racing continuó insistiendo sobre la portería de Valdés. Un nuevo despiste generó una buena ocasión para los cántabros, pero Colsa, uno de los más activos en el conjunto cántabro, estrelló su disparo en el poste derecho de la meta azulgrana. En medio de la espesura, emergió la figura de Messi. El argentino dibujó un par de diagonales que espolearon a sus compañeros e hicieron temblar los sólidos cimientos del Racing. Ronaldinho, sobre aviso, trazó un espléndido pase que dejó a Xavi solo delante de Toño, pero la vaselina del ‘6’ fue salvada sobre la línea por Luis Fernández.

Henry entra en escena

En la reanudación, Rijkaard movió ficha. Sentó a Messi e hizo debutar en la Liga de las estrellas a Thierry Henry en busca de mayor verticalidad; la solución más fácil quizá. El partido transcurría bajo los mismos parámetros, aunque la presencia del ariete galo le otorgó más poder intimidatorio al Barça. Ronaldinho se atrevió con una falta que salió lamiendo una de las escuadras cántabras, e instantes después, un remate de ‘Tití’ en posición ilegal sembró de incertidumbre El Sardinero.

La disposición táctica del Racing apenas ofrecía fisuras, mientras que el Barcelona se perdía en balones en largo e insistía en atacar por el centro; craso error. Ni tan siquiera la inclusión de Deco y Márquez le otorgó otro aire. La absurda expulsión de Smolarek, que efectuó una brutal entrada sobre Abidal, animó algo el choque. Henry dejó patente su clase con un tiro que besó el poste, pero a pesar de estar en inferioridad numérica, el equipo cántabro no renunció en ningún momento al partido. Presionó con acierto la línea de creación azulgrana y a punto estuvo de llevarse la contienda con una estética vaselina de Garay que salió ligeramente alta. El Barça se dejaba dos puntos en El Sardinero, pero sobre todo, los de Rijkaard transmitieron una pobre imagen. Cuestión de rodaje. O de pólvora mojada. Quizá.

Fuente: Diario As

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